Zac y Daniel están en el bosque cuando su hambre mutua se desvanece. Con pollas por chupar las dos caras, festejar con esas herramientas, pero estos muchachos necesitan más que oral. Regresan a la cabaña donde continúa la succión, con Zac sin cortar que alimenta a su amante y luego lo empala en su longitud sólida como una roca. A una conducción dura y frenética le sigue un golpeteo desde atrás, que termina con un desastre de esperma sobre el afortunado Daniel para terminar su increíble encuentro.