Kyler es el chico de las toallas de su gimnasio donde trabaja el típico trabajo de 9 a 5. La razón principal por la que Kyler trabaja en este trabajo es porque tiene un insaciable fetiche de deportistas entre otras cosas. Le encanta limpiar después de que todos los chicos se hayan ido y oler cualquier suspensorio, ropa interior e incluso toallas de ducha que se hayan dejado. Cuando está limpiando encuentra un suspensorio negro y rojo muy sexy que no puede ignorar. Se lo frota por toda la cara respirando profundamente el encantador olor que sale de ellos. Empieza a sacar su polla dura acariciándola y decide envolver el suspensorio alrededor de su eje para usarlo para acariciar. La tira hacia adelante y hacia atrás, deseando ansiosamente saber de quién es. La vuelve a oler profundamente pero esta vez Myles, que acaba de ducharse, sale caminando y ve a Kyler oliendo su suspensorio. Asusta a Kyler y deja caer su toalla preguntándole: "¿Es esto lo que estabas buscando? Kyler no dice una palabra, pero Myles camina hacia él y le empuja a arrodillarse. Kyler tiene ahora a Myles una gran y gruesa polla en su garganta. La cara de Myles lo coge profundamente hasta que lo da vuelta y lo empuja contra el casillero. Myles abre sus piernas para revelar su estrecho agujero rosado. Entierra su cara entre las suaves y jóvenes mejillas de Kyler lamiendo y la lengua follando su culo. Myles puede decir que este sexy culo está lubricado y listo para ser follado. Myles se coge al estilo perrito de Kyler contra los casilleros hasta que lo hace montar su pene carnoso. Su pene es tan grueso que Kyler no puede aguantarlo mucho tiempo, así que Myles lo pone de espaldas y se corre sobre su joven y suave piel. Kyler le frota la leche de Myles en la piel y le ruega que se la vuelva a follar hasta que se pueda volver loco, lo que en cuestión de segundos hace que Kyler le explote su huevo.