Tan pronto como salió de la pista, el estudiante de intercambio Gabriel Cross supo que la tutela del profesor Dean Phoenix sería una experiencia que probablemente nunca olvidaría. Su atracción fue instantánea, y cuando accidentalmente espía a Dean murmurando su nombre en la ducha, Gabriel se da cuenta de que su educación no será sólo en el aula. La reputación de Dean para moldear las mentes es legendaria, pero Gabriel pronto descubre que el juego mental de Dean no es sólo de naturaleza escolar, ya que se traga la polla dura como una roca de Gabriel antes de extender su tutoría por completo a un estudiante muy receptivo. Gabriel toma la instrucción de Dean y cualquier otra cosa Dean puede lanzar en él, como Dean le toca en los fundamentos y le muestra un truco o dos. Mientras ambos yacen exhaustos y satisfechos, Gabriel contempla la posibilidad de pasar un semestre más en el extranjero.