¡Qué desafío para un joven titiritero! Tomar la decisión de enfrentar la cámara por primera vez. Pero después de un par de copas y unos cuantos besos de dos chicos calientes, la cámara se olvida rápidamente. Las pollas se ponen muy duras, las bocas y los culos se abren. ¡Qué rico!